Búscame entre las sábanas porque me hundo como si fuese un
barco de papel húmedo, sujétame. Diría que poco estoy atada a este amor si no
fuese porque aún recuerdo la marca de tus manos en mis muñecas, porque todavía
pienso en ti y miento si digo que olvido tus mordiscos… A veces no sé si hablo
de ti, de él o simplemente de mí, pero la boca se me reseca si no escribo
palabras de amor fugaz hacia tus sueños. Relampagueo sí no te veo y reviento sí
no te tengo. Porque querer es poder, pero, ¿y cuándo hablamos de amar?... No
sé. Alguien debió de bajarme de los tacones y darme un par de vueltas de más
porque estoy que no me encuentro y eso parece que no me sienta del todo bien.
Además no hace mucho que descubrí que mis aficiones de morder y arañar no
estaban de menos, que ronronear se me da de lujo y que colarme entre tus
piernas es casi un vicio irremplazable. Sé que aún me ves, aferrándome a tus
tobillos, intentando por todos los medios quedarme contigo y no dar rienda
suelta a mi soledad, sé que no quieres que me vaya y que también te da miedo
que vuelva, sé que no sé qué pensar, ni siquiera que querer, pero aún, y digo
aún con alegría, que estas siete vidas parecen cortas si las pongo de lado de
mis ganas de volver a absorberte la vida.